La atención al público causa es estrés en muchos trabajadores. En ocasiones puede resultar desesperante el gran número de llamadas, quejas y reclamaciones de los clientes.

Es muy importante saber manejar el estrés que estas situaciones nos pueden provocar para ofrecer un buen servicio.

Por este motivo, la gestión del estrés y las aptitudes organizativas son dos de las cualidades muy valoradas por el departamento de Recursos Humanos.
Para enfrentarnos a un alto volumen de llamadas, a la presión de los objetivos de ventas y  la gestión de reclamaciones de clientes debemos dominar el estrés en la atención al cliente.

Aquí te dejamos prácticos consejos para aprender a dominar el estrés en la atención al cliente:

  1. Es muy importante tomar decisiones, no dejar que el estrés nos bloquee y nos paralice. Esto nos permitirá gestionar mejor nuestra atención al cliente. Poder darle solución a un problema, resolver una duda o vender un producto.
  2. Aprender a valorarse a uno mismo. Tener presente que hacemos bien nuestro trabajo y que podemos dar lo mejor de nosotros mismos. Tener confianza en el trabajo que realizamos nos ayuda a mostrarnos más seguros ante los clientes y gestionar mejor nuestras ventas y consultas.
  3. Aprender a relajarse. Ante un cliente disgustado, debemos permanecer relajados para buscar una solución a su problema. Demostrarle que controlamos la situación. No perder el control ante un cliente disgustado ayuda a manejar esa situación mejor. Si el cliente nos percibe relajado y controlando la situación podremos manejar el conflicto y encontrar la solución a su problema.
  4. Reírnos más en el trabajo. Hay que aprender a disfrutar de nuestro trabajo y mostrar esa actitud al cliente. Si nos mostramos simpáticos, agradables y reímos, conseguiremos contagiar al cliente que estará más receptivo a una venta o consulta.

    Reír es la mejor solución para descargar tensión y restaurar el equilibrio.

    Esta actitud nos ayuda a olvidarnos de los malos pensamientos y ser más positivos.

  5. Tener alta autoestima. Esta actitud nos permite generar serenidad y equilibrio emocional. Si confías en ti y tienes plena conciencia de tus habilidades y profesionalidad, podrás dominar el estrés en la atención al cliente. El cliente sentirá que está en buenas manos.